domingo, 31 de agosto de 2014

Las 3 joyas del Báltico

Madrid, son las 6:30 a.m. del 20 de agosto de 2014. Por fin ha llegado el momento, a pasado algo más de un año desde que se me pasó por la cabeza la idea de viajar sin parar. Me dispongo a coger un avión en dirección a Bérgamo, más tarde otro que me dejará en Vilnius, allí comenzará un viaje por tierra, mar y aire a través de cuatro (ojalá cinco) continentes alrededor del mundo y con una duración estimada de entre uno y dos años.

Vilnius (Lituania), la primera impresión al salir del hostel es la de encontrarse en un pueblecito, éste que se llama Downtown Forest se encuentra a las afueras, en una zona arbolada a las orillas del río Vilnia, pero tan solo a 5 minutos a pie del centro histórico. La ciudad me ha maravillado, transmite vida a primera vista, llena de zonas verdes y gente paseando o haciendo deporte. Sin duda un lugar donde me gustaría vivir.





Para mi sorpresa el nivel de vida aquí es mucho más alto de lo que esperaba, tras los 50 años de ocupación soviética el crecimiento ha sido muy alto y los niveles de educación de la población lituana están muy por encima de la media española, dentro de pocos años su nivel de desarrollo estará a la altura de los países nórdicos.





Después de unos días geniales en Vilnius el 23 de agosto cojo un autobús en dirección a Riga coincidiendo con el 25 aniversario de la cadena báltica: el 23 de agosto de 1989 (correspondiendo con el 50 aniversario del tratado Mólotov-Ribbentrop tras el cual la Alemania nazi y la URSS se arepartieron media europa) los ciudadanos de Estonia, Letonia y Lituania se unieron formando una cadena humana de 600 km de longitud uniendo las capitales de los tres países reclamando la independencia de la URSS.


Lo primera impresión al llegar a Riga es que el nivel de vida es algo más bajo que en Vilnius y la ciudad aunque cuenta con edificios mas imponentes está mas sucia y descuidada.





Riga (Letonia), paso cuatro días aquí, de los cuales uno prácticamente sin salir de la habitación debido a la lluvia y otro visitando dos pueblos a una hora de la capital, Sigulda y Turaida. Aún así el tiempo pasa lento, después de un día aquí ya tengo la impresión de haberlo visto todo.




Como siempre me pasa disfruto visitando el mercado central, voy todos los días, es curioso observar las diferencias en la alimentación, aquí resalta la gran diversidad de pescados ahumados y frutos del bosque que no se encuentran en España.





Pasa ya una semana desde el comienzo del viaje y me encamino a Tallin, última parada antes de llegar a Rusia y por tanto último destino de confort antes de lo que será una larga estancia por países donde la cultura cambia radicalmente  y casi no se habla inglés.


Tallin (Estonia), todo aquí me gusta, el centro de la ciudad es realmente bonito, el Red Emperor Hostel donde duermo está fenomenal y todo el mundo que me encuentro en muy agradable, si llegué un poco flojo mentalmente salgo de aquí con las pilas cargadas.



Una de las cosas más interesantes de ver es la antigua prisión Patarei, ha sido uno de los lugares que más me han marcado, en un intento de preservar la autenticidad del lugar no se ha modificado desde su cierre siendo su visita realmente impactante.



Después de cuatro días en Tallin me despido de la comodidad de poder hablar con todo el mundo en inglés y comienzo un viaje de unos 5.000 km a través de Rusia.